Cómo mejorar el comportamiento de tu hijo.

Cuando me reúno o tengo tutorías con papás, sus mayores preocupaciones suelen estar relacionadas con el comportamiento de su hijo: “no consigo que esté sentado más de cinco minutos”, “le dan pataletas”, “pega a sus hermanos”.

Generalmente hablamos de niños desobedientes y en la mayoría de los casos la forma de afrontar el comportamiento de estos niños por parte de los papás no es la más adecuada. En este post os dejo algunas pautas que pueden ayudar a que vuestros hijos os obedezcan y, sobre todo, y para mí más importante dos herramientas para intentar de forma práctica mejorar su comportamiento.

–      En primer lugar, debemos intentar ser siempre positivos. Esto significa evitar los mensajes destructivos y negativos, como “eres malo”, “no sirves para nada”, ya que este tipo de comentarios no nos llevan a cambiar la conduzca negativa sino a consolidarla.

–      El anterior punto está directamente relacionado con la idea de resaltar los progresos. Una frase que a mi me gusta mucho: “vamos mejorando, sigue así”. Tened en cuenta que el elogio es muy importante y debemos animar al niño para que haga las cosas.

–      Tanto en casa como en los demás ámbitos de la vida del niño debe haber cariño y buenas relaciones. Todo lo que sucede alrededor del niño le va marcando y debemos tener en cuenta que el niño obedece para no romper la armonía y conservar el afecto.

–      Muy importante y algo que siempre digo a mis papás es que los padres no deben desautorizarse entre sí. Si esto sucede la autoridad no está definida, ni las normas claras.

–      Las normas deben comunicarse cerca del niño, asegurándonos que las ha comprendido. No debemos gritarlas desde lejos. Cuando demos una orden al niño debemos hacerlo siempre poniéndonos a su altura, mirándole a los ojos y con un tono amable y razonable.

–       Para que las normas queden claras, podemos enumerar los pasos de la orden y acompañarla de una explicación y razonamiento.

–     Las normas no se repiten mil veces. Esto podemos lograrlo si establecemos una consecuencia después de cada orden. “Ponte el pijama solito o no sigues viendo la tele”

–     Y por último, algo muy importante es no amenazar en vano. Si ponemos una consecuencia inverosímil o exagerada que no se va a cumplir, iremos perdiendo credibilidad.

Una vez tenemos claras estas pautas, podemos realizar alguno de los siguientes programas con ellos.

TABLA DE RECOMPENSAS

Es una de las herramientas que más planteo a mis papás. Me gusta porque resulta bastante efectiva para modificar comportamientos no deseados.

Encontraréis estas tablas en multitud de formatos. Están a la venta en establecimientos de juguetes didácticos para niños, normalmente en fieltro o madera. Desde mi punto de vista son muy fáciles de hacer y además podéis hacerla con vuestro hijo. De hecho, soy partidaria de que todo el proceso lo realicéis juntos, de forma que esté más involucrado y lo sienta como algo suyo no impuesto.

¡Empezamos!

Cogéis una cartulina y dibujáis nueve columnas, los siete días de la semana, la columna de propósitos y la de recompensas. Podéis poner tantas filas como propósitos queráis trabajar. Al principio con un propósito a la semana es suficiente. Lo importante no es trabajar muchos propósitos sino cumplirlos.

Yo soy partidaria de que plastifiquéis la tabla, así la podréis reutilizar tantas veces como queráis.

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Una vez tenemos la tabla preparada debemos elegir el propósito que queremos trabajar esa semana. En este ejemplo yo he elegido comer solito. Los propósitos deben ser claros y concisos para que el niño los entienda. Desde mi punto de vista, es importante que los propósitos estén asociados a una imagen, debemos tener en cuenta que son niños pequeños que no saben leer.

Una vez tengamos el propósito, explicamos al niño como funciona la tabla: el cumplimiento durante el día de ese propósito será recompensado con una carita contenta, el incumplimiento con una triste. Si al final de la semana tenemos más caritas contentas que tristes habremos ganado el premio. No olvidéis que el objetivo no es tener carita contenta todos los días, de hecho, sobre todo al principio debemos ser generosos con las recompensas para que el niño esté motivado.

La recompensa es algo que debemos elegir juntos y desde el principio, de esta forma el niño tendrá claro cual es su premio al final de la semana e irá a por el. En este caso, la recompensa es ir al cine. Personalmente soy partidaria de las recompensas sociales y evitar las materiales. Aprovechar estas recompensas para hacer cosas con vuestros hijos, ir a montar en bici, al zoológico, al cine, etc.

Así quedaría nuestra tabla.

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¡Parece que nos vamos al cine! 😀

PUZZLE DE RECOMPENSAS

Probablemente no lo encontréis en ningún sitio con este nombre. Yo he decidido llamarlo así para establecer una nomenclatura.

Generalmente este programa se utiliza para aumentar el tiempo que los niños pequeños permanecen sentados pero también puede utilizarse para modificar conductas, para premiar la conducta que deseamos establecer o para evitar conductas no deseadas.

Como el objetivo de este post es básicamente ofreceros pautas para mejorar la conducta del niño y conseguir que nos obedezca, voy a plantearos como utilizar esta herramienta para cambiar comportamientos no deseados.

¡Empezamos!

Cogemos una cartulina tamaño folio y la dividimos por la mitad, como si fuéramos a hacer una tarjeta. Por otro lado, pedimos al niño que elija una imagen, esta será la que nos sirva de puzzle.

En un lado escribimos e ilustramos los propósitos u objetivos que vayamos a trabajar. En el otro lado, ponemos la imagen en blanco y negro, dividida en “piezas”.

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Explicamos al niño el funcionamiento del programa: si al final del día hemos cumplido nuestros propósitos, en este caso, no gritar y dormir solito en su cama, entonces pegaremos un trozo del puzzle, que será la misma imagen pero en color, dividida en las mismas piezas. Cuando completemos el puzzle se entregará el premio o recompensa.

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Por el otro lado, podemos dejar al niño que decore la tarjeta, escriba su nombre y la coloree.

Por último, tened en cuenta que es importante que tanto la tabla de recompensas como el puzzle estén en un lugar visible en el que el niño lo vea, teniéndolo presente y sabiendo siempre cual es su proceso.

Espero que todo lo comentado os resulte de utilidad.

¡Gracias por dedicarme estos minutos!

Besos a todos

 

«Obedece más a los que enseñan que a los que mandan»

San Agustín 

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