La semana pasada os dejé un post con 10 claves para afrontar la desobediencia. En este post os hablaba de las 10 cosas que siempre debéis hacer si queréis que vuestros peques no se “desmadren”.
Cuando los papás y mamás me pregunta sobre cómo cambiar un determinado comportamiento de sus peques, siempre les digo que utilicen refuerzo positivo, pero es cierto que en muchas ocasiones no es suficiente y no hay más remedio que recurrir al castigo.
Castigar no es malo, pero hay que saber cómo castigar, y lo más importante: el castigo por sí solo no es efectivo. Tened en cuenta que el castigo no intenta modificar la conducta, sino eliminar la conducta. Cuando castigamos no solemos explicar a los niños lo qué deben hacer, sino lo que no deben hacer. Por eso, es fundamental que cuando castiguemos, expliquemos a los niños qué han hecho mal y cómo deberían hacerlo la próxima vez.
Por otro lado, el castigo de forma aislada es muy efectivo, pero cuando lo utilizamos una y otra vez pierde completamente su eficacia. Así que recordad que no podemos abusar.
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